De pronto alguien recordó que en Veracruz funciona (es un decir) un Comité Estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y puso en circulación un hipotético relevo en la dirigencia de este partido en la entidad. Hubo entrecejos fruncidos, no porque se sustituya al actual dirigente priista cuyo desempeño ha sido bastante lamentable, sino por quien supuestamente lo vaya a relevar, Carolina Gudiño, a quien desde el propio sector femenino se le considera no apta para ese cargo y sin convocatoria alguna para reactivar un instituto político inerte, muy lejos de las glorias pasadas. Sin embargo, es lo que hay y de eso se echa mano para un relevo necesario, aunque solo para quedar igual.
Queda al criterio del dirigente nacional ese cambio, se habla incluso de Lorena Piñón, otro cuadro priista sin representatividad alguna y cuya presencia al frente del PRI estatal nada aportaría ¿Qué debe ser una mujer la protagonista del relevo priista? ¿A título de qué o por qué? Es lo que hay, decíamos, ese fatalismo nunca fue inmanente en el PRI, solo ahora cuando las circunstancias dibujan un partido ayuno de militancia efectiva, en mucho porque su dirigencia no está a la altura del reto que representa movilizarlo, reactivarlo, penetrar al interior de un contexto social en el cual destaca como partido político MORENA, una organización política joven a la que pronto permeó la corrupción de sus cuadros porque el poder le resultó altamente tóxico. En 2006 el PRI no pudo ganar la presidencia de la república a causa de fuertes pugnas internas, al sanar sus heridas recobró bríos y se restauró en Los Pinos en 2012. Pero con la llegada de Alejandro Moreno se reactivaron las discordias internas y se repitió en 2024 el fenómeno de 2006 perdiendo impulso y crédito políticos. Además, sin cuadros integrados por elementos jóvenes el PRI ya nada tiene para competir. José Yunes Zorrilla es un cuadro valioso, de gran convocatoria, pero lo han descuidado. Héctor Yunes Landa actúa como legitima oposición y hace presencia ¿Qué hace el PRI como partido? La respuesta está en su crisis existencialista por no distinguir entre moverse aunque no salga en la foto, o quedarse estática como una fotografía. |
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