En MORENA los resabios tribales aún imponen conductas de antropofagia, muy identificadas porque en el PRD fueron un lugar común y finalmente fueron una de las causas del éxodo de López Obrador hacia la formación de su Movimiento, sin embargo, en el mismo lugar y con la misma gente llevó inherente la tendencia al canibalismo. La experiencia que ahora vive la gobernadora de Veracruz es prueba fehaciente, Rocío Nahle lo reconoce al señalar que los ataques en su contra se deben “a una estrategia de alcance nacional, que también busca debilitar el inicio del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum. Si hay temporada de zopilotes a nivel nacional, también la hay a nivel estatal”.
Pero, si en la lógica de su partido la oposición no cuenta, no representa nada (Noroña dixit), entonces la inferencia la descarta como fuente de la metralla contra la gobernadora y la presidenta. En ese orden de ideas se trata de fuego “amigo”, es decir, proviene de las filas de sus compañeros de partido y la gobernadora debe conocer a quienes practican el “nado sincronizado” en su contra. En política la trayectoria de cada autor le va acondicionando sus circunstancias, la gobernadora ya tendrá su propio diagnóstico y habrá focalizado a los autores de la artillería en su contra, están en su trinchera no enfrente. Ya sabrá Rocío Nahle como enfrentar a quienes le provocan disensos internos en MORENA. Porque, obviamente, los de la inseguridad y violencia en la entidad, la pésima infraestructura carretera, el abandono al campo, el retraso industrial, los problemas sociales forman parte del legado ya no del neoliberalismo sino de su antecesor y compañero de partido; Cuitláhuac García. “Soy yo y mis circunstancias”, decía Ortega Gasset. |
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