De Veracruz al mundo
CAMALEÓN
Alfredo Bielma Villanueva
2025-03-07 / 22:51:01
Los cien días de gobierno
Aunque faltan mucho para saber si la gestión pública encabezada por Rocío Nahle en Veracruz gana el aplauso publico o se lleva una rechifla, durante el transcurso de los primeros cien días de su mandato popular las señales son halagüeñas, porque, según es posible advertir en nuestra realidad inmediata, la gobernadora ha adoptado una actitud discreta, con mando suave pero firme en la conducción de la cosa pública, lo hace sin estridencias ni gesticulaciones innecesarias; la operación política ha sido sobria y eficiente, lejos del protagonismo mediático y del abuso de poder en contraste con lo visto en la administración anterior; en breve tiempo desapareció del escenario urbano la impúdica presencia de las grúas, que en el pasado inmediato en abierto contubernio con la autoridad atracaban impunemente en las calles citadinas; la actuación de los cuerpos policiales ha sido de tono respetuoso hacia la ciudadanía al abandonar las poses de perdonavidas que la anarquía y prepotencia de mandos anteriores auspiciaba; la austeridad mediática para dar a conocer la obra pública iniciada es muestra de servicio público eficiente; la sinergia entre el gobierno estatal y el federal motiva a esperar una coordinación positiva entre ambos poderes para atraer hacia Veracruz programas de obra pública que mejoren la infraestructura carretera de la entidad y prioritariamente el respaldo federal en el combate a la delincuencia, al secuestro, y la extorsión, con mayor énfasis. En términos generales los primeros cien días de la gobernadora Rocío Nahle conducen a diseñar un diagnóstico optimista de su gobierno.



Esa percepción la abona el patético show protagonizado durante seis años por el mal recordado “Cuic”. En su carácter de gobernador (es un decir) Cuitláhuac García dejó a su sucesora un grueso expediente de asignaturas sin resolver, acompañados con parámetros a ras de piso, de tal manera que superarlo no requiere mayor esfuerzo, cualquier medida en beneficio de la población será suficiente para hacer notar la diferencia entre el antes y el después. Porque en manejo político, quien ocupaba el puesto de gobernador parecía ser controlado por mandos que en teoría debían ser subalternos, y pronto produjo la percepción de que los cuerpos de seguridad no obedecían a su rectoría; la muestra es que no pudo, o no quiso, controlar ni dar fin al arbitrario discurrir de las grúas. Mucho influyó, por supuesto, la “estrategia” de abrazos y no balazos imaginada desde el gobierno federal como mecanismo en contra de la delincuencia, misma que los gobernadores abrazaron con singular apatía por cuya omisión se dejó indefensa a la ciudadana. Por ahora, en materia de seguridad pública, de combate a los generadores de la violencia, es Sinaloa donde se está barriendo de abajo hacia arriba, seguirán otros puntos de la geografía mexicana: Tabasco, Tamaulipas, Chiapas, Guerrero y, ¿por qué no? Veracruz, en donde los feminicidios se encuentras en índices muy elevados y la delincuencia, hoy en Coatzacoalcos, mañana en Tuxpan, parecen poner a prueba al gobierno estatal. En la evaluación de los Cien días el gobierno de Rocío Nahle va bien, pero ese lapso es solo una referencia temática porque el compromiso es gigantesco, para resolverlo se requiere de mucho tiempo, recurso público suficiente y voluntad política para enfrentar ese reto. Aún quedan cinco años y 265 días para la evaluación final, que esperamos vaya a ser positiva por el bien de Veracruz.

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