Organización documenta casos más frecuentes de violencia sexual y problemas de salud mental por políticas migratorias de EU. | ||||||
La organización Médicos Sin Frontera registró un incremento en casos de ansiedad, depresión y sentimientos de desesperanza tras los cambios en la política migratoria que comenzaron este año. | ||||||
Martes 12 de Agosto de 2025 | ||||||
Por: animalpolitico.com | ||||||
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Así lo documentó la organización Médicos Sin Fronteras en sus diversos proyectos relacionados con la migración en la ruta entre el Darién y México. Pese a la drástica reducción de la migración —según documenta la agrupación—, se ha registrado un incremento en casos de ansiedad, depresión y sentimientos de desesperanza tras los abruptos cambios en la política migratoria a inicios de este año. Desde la emisión de sus primeras órdenes ejecutivas relacionadas con la migración el 20 de enero de 2025, el panorama en la frontera sur de Estados Unidos y a lo largo de la ruta migratoria se transformó de inmediato. En algunos de los proyectos de MSF, se registran incluso cuadros de salud mental muy graves en una mayor proporción de pacientes. “El endurecimiento de la política y del discurso estadounidense han influido directamente en otros gobiernos de la región. Los cambios han sido múltiples y de gran alcance, y su impacto a menudo perjudicial, aunque no siempre sea visible”, sostiene Médicos Sin Fronteras en su informe “Rechazados. El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central”. Dificultades ante políticas migratorias de EU Aunado a ello, muchas personas migrantes y solicitantes de asilo varadas se han dispersado, ocultándose por miedo y estigma tras ser perseguidos repetidamente y etiquetados como delincuentes. A su vez, eso disuade a algunas personas de buscar ayuda y servicios básicos de entidades y organizaciones públicas, aunque lo necesiten. De hecho, también para las organizaciones es cada vez más difícil acceder a las personas migrantes, pues los albergues están operando con baja ocupación tras la reducción de servicios por los recortes de ayuda internacional, que afectan suministros y recursos humanos. Cada vez más optan por habitaciones de alquiler precarias, donde llegan a estar expuestos a grupos criminales. “A pesar de ser un eslogan político importante, las deportaciones masivas de migrantes indocumentados de Estados Unidos a México y países centroamericanos no han aumentado en comparación con años anteriores. El gobierno estadounidense y las autoridades de los países de destino son los encargados de las deportaciones. MSF ha presenciado y recabado testimonio sobre cómo estos procesos, en ocasiones, han vulnerado los derechos fundamentales de las personas”, detalla el documento. Todo ello ocurre en un contexto en el que se ha registrado una reducción global sin precedentes de la financiación de la ayuda humanitaria, desencadenada por el cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la suspensión de la mayoría de los programas que apoyaba. Entre los principales servicios afectados están la atención médica, la salud mental, servicios de protección, alimentación, apoyo legal, alojamiento y distribución de artículos no alimentarios, como kits de higiene. “Hoy en día —concluye MSF— el sistema humanitario en la región no está preparado para responder eficazmente a las necesidades de las personas más vulnerables, abordar casos complejos y derivar a pacientes que requieren atención especializada. MSF insta a todos los gobiernos del continente americano a renunciar a las tácticas de disuasión, militarización y abandono que, actualmente, definen la gestión de la migración regional”. La organización también denuncia en su informe que, pese a que la presidenta Claudia Sheinbaum ha negado públicamente que México funcione como un tercer país seguro, en realidad continúa aceptando ocasionalmente el retorno de ciudadanos no mexicanos bajo acuerdos informales y bilaterales. De esa manera, solicitantes de asilo de países como Haití, Venezuela, Nicaragua y Cuba son expulsados a territorio mexicano, donde de manera frecuente se les deja sin estatus legal, acceso a protección o redes de apoyo social. Mientras que los flujos migratorios entre el Darién, en el sur de Panamá, y México son actualmente muy bajos, las personas buscan destinos alternativos y algunas regresan al sur, de manera frecuente por rutas peligrosas. En tanto, las deportaciones desde Estados Unidos no han aumentado en comparación con los últimos años, pero la forma en que se llevan a cabo ha empeorado. A partir de febrero de 2025, además, MSF comenzó a documentar el nuevo fenómeno de la afluencia inversa de migrantes: al mismo tiempo que los albergues para personas en tránsito se vaciaban en el sur de México, los administradores informaron sobre ese movimiento. Aunque al principio parecía que solo se trataba de personas de países centroamericanos en el sur de México, de manera paulatina fueron sumándose venezolanos. Mientras tanto, en México decenas de miles de solicitantes de asilo y personas migrantes permanecen varadas. Mientras las solicitudes se han disparado, los procedimientos burocráticos se han vuelto cada vez más largos y complejos. Las personas buscan en mayor medida alojamiento a largo plazo, terminan viviendo en condiciones precarias y en riesgo, sin opciones para volver a su país por la falta de recursos económicos, rutas seguras, necesidad de reunirse con otros familiares, así como el impacto psicológico del miedo y la incertidumbre, sostiene la organización. Por: Marcela Nochebuena |
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