| México prehispánico, 40 días celebrando a los muertos; verdad histórica de la tradición. | ||||||
| Aunque la inmensa mayoría supone que es una fiesta ancestral, las investigaciones sugieren que su origen es español, colonial y cristiano | ||||||
| Domingo 02 de Noviembre de 2025 | ||||||
| Por: Excelsior | ||||||
Los niños eran celebrados durante el Miccailhuitontli, que se realizaba en lo que hoy son los días de agosto, y los adultos con el Hueymiccailhuitl, en septiembre. Esta última era considerada la gran fiesta de los muertos y ambas tenían una duración de 20 días cada una. Elsa Malvido (febrero 1941-abril 2011), profesora e investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señaló en sus trabajos de investigación que el origen del Día de Muertos es español, colonial y cristiano, pues el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos y el 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos, se celebraban en Europa desde la Edad Media. Sin embargo, la flor de cempasúchil, las catrinas, los altares coloridos y la comida para recibir a los difuntos son aportaciones que el México indígena y mestizo dio al mundo y cada año ganan presencia en distintos países. América Latina, Estados Unidos, y países como China o Japón han retomado con mayor fuerza la tradición mexicana, y ya no es extraño ver en otras latitudes a jóvenes disfrazados de catrín o catrina y altares para los seres queridos que se adelantaron en el camino. APORTACIÓN ANCESTRAL En el México antiguo se celebraba a los muertos de forma distinta a la actual. El Día de Muertos como lo conocemos actualmente es una tradición que surge a partir del mestizaje, es decir, de la mezcla del culto a la muerte que tenían los pueblos originarios y la fe católica. Para los aztecas y otras culturas de Mesoamérica, la muerte sólo era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos o inframundo. Las almas de los difuntos viajaban durante cuatro días para llegar al Mictlán, donde se encontraban con Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, los reyes mexicas del inframundo. Para llegar al Mictlán, las almas de los que morían en tierra firme llegaban a un río donde sólo podían cruzar con un xoloitzcuintle, un perro pardo, ni blanco ni negro, y así ingresaban a otra dimensión, refiere Andrés Medina Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, en el libro En las Cuatro Esquinas, en el Centro. Etnografía de la Cosmovisión Mesoamericana (UNAM, 2000). El inframundo en la cosmogonía azteca es un camino que se ensancha poco a poco hasta desaparecer. No hay muerte real sino una sensación de avanzar, luego se desaparece y se entra en una totalidad impersonal. Tras llegar al Mictlán, las almas eran enviadas a una de las nueve regiones donde permanecían un periodo de prueba que duraba cuatro años, antes de llegar a la morada de su eterno descanso, conocida como Obsidiana de los Muertos. Los niños iban a un lugar llamado Chichihuacuauhco, donde había un árbol de cuyas ramas goteaba leche para que no pasaran hambre. Medina Hernández refiere que en la cosmogonía azteca los que morían ahogados se iban al Tlalocan, el recinto de Tlaloc, dios de la lluvia La muerte más deseada por los antiguos mexicanos era en combate o en sacrificio, pues quienes morían así iban al Omeyocan o Paraíso del Sol, y tras cuatro años regresaban a la vida en forma de colibrí. Además, de los guerreros, este destino privilegiado, tras la muerte, era para las mujeres muertas en parto. Además, no realizaban altares u ofrendas como los que se conocen en la actualidad y que forman parte del festejo del Día de Muertos. Las ofrendas formaban parte más bien del rito funerario, es decir, no se colocaban en una fecha especial, sino formaban parte de su entierro. Al difunto lo enterraban con joyas y ropajes, con vasijas con alimentos, agua, y otros elementos que podrían servirle al ánima en su camino al Mictlán. Los cadáveres también eran enterrados con perros que servían de guía para el viaje al inframundo y, en el caso de los gobernantes o personajes de clases privilegiadas, se les enterraba con sus esclavos para que lo acompañaran en su camino. La muerte era tan importante para los aztecas que en su calendario uno de sus días era Miquiztli, que significa muerte. Incluso se consideraba que si un niño nacía ese día era señal de buena fortuna, aunque necesitaban sacrificar codornices en su honor. MESTIZAJE El Día de Muertos es una tradición de la cultura mexicana. En 2003 la UNESCO la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, título vigente desde 2008. Es una celebración católica-mestiza, iniciada en el Siglo XVI y que cobró fuerza en el Siglo XIX, y no una fiesta prehispánica, como cree la inmensa mayoría de los mexicanos, de acuerdo con la historiadora Elsa Malvido, quien dedicó 44 años de su vida a investigar esta tradición. En sus investigaciones en el INAH dio cuenta de los orígenes de esta festividad, la cual coincide con el catolicismo en los altares de Día de Muertos y en la espera en vela en los panteones, previo al 1 y 2 de noviembre, la cual inició con el México mestizo. En el mismo sentido, para la iglesia católica, la práctica común de celebrar el Día de Muertos en México como se conoce hoy, fue un proceso en el que influyeron decisivamente los jesuitas desde el Siglo XVI. El INAH y la iglesia reconocen que en México se retomaron símbolos prehispánicos como los cráneos o la flor de cempasúchil, elementos que relacionan al Día de Muertos con la creencia azteca del Mictlán. En el libro La Festividad Indígena Dedicada a los Muertos en México (Conaculta, 2006), Malvido apunta que el altar de muertos, las calaveras azucaradas y los panes con forma de hueso forman parte del sincretismo de la cultura europea y prehispánica, y que el 1 y 2 de noviembre data desde la Edad Media en Europa. Por 25 años, Malvido estuvo a cargo en el INAH del Taller de estudios sobre la Muerte, en el cual se dejó en claro que en el Cardenismo se respaldó la tesis de que la tradición del Día de Muertos era netamente indígena. “Los intelectuales de entonces (década de 1930) rescataron y recrearon algunas costumbres populares coloniales, católicas y romanas paganas, y les asignaron un nuevo sentido, entre ellas a las fiestas de Todos los Santos y Fieles Difuntos, otorgándoles un sentido prehispánico”, sostenía. El dato Pensamiento El inframundo para los aztecas era conocido como el Mictlán, el reino de los muertos, a donde las almas de los difuntos viajaban durante cuatro días. |
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