Este lunes la gobernadora Rocío Nahle García anunció que se puso una denuncia contra el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez por un presunto daño patrimonial superior a los 1 mil 600 millones de pesos.
En primera instancia parecería que es Rocío Nahle quien apunta con el dedo acusador a Cuitláhuac García, pero no es así.
Es una denuncia que tiene toda una carga de ajuste de cuentas por parte de varios actores políticos: La misma Nahle, Javier Herrera, Ricardo Monreal, Sergio Gutiérrez Luna y Adán Augusto López Hernández.
Porque además la amplia protección que Andrés Manuel López Obrador le daba a Cuitláhuac García, hoy ya no es tan fuerte.
Rocío Nahle, o su gobierno -más bien-, son sólo el conducto para que las denuncias se interpongan.
Porque las denuncias tienen como sustento los resultados de las revisiones a la cuenta pública del gobierno del estado de Veracruz correspondientes al año 2023, hechas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Y de Rocío Nahle será la obligación de vigilar que las denuncias prosperen, que no se guarden, que no se escondan, como gobernadora de Veracruz, porque como ella misma dijo, no va a encubrir actos de corrupción, porque “mi labor es cuidar el patrimonio de Veracruz”.
Aquí ella es quien lanza el obus, pero no lo prepara.
El misil lo arma, en primera instancia, Javier Herrera Borunda, quien es el presidente de la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la Cámara de Diputados.
O sea, que es quien en primera instancia conoce las auditorías que realiza la ASF y quien por lo mismo alienta o desalienta estos ejercicios de revisión.
Pero él no lanza el misil, si no que este lo coloca en posición de disparar el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) de la Cámara de Diputados, el morenista Ricardo Monreal Avila, con quien Cuitláhuac García tuvo múltiples enfrentamientos cuando fue gobernador y a quien menospreció.
Pero para que el misil saliera debió tener el visto bueno (o Vobo, como gustan de llamarlo en la administración pública) de Sergio Gutiérrez Luna, quien también fue agredido por Cuitláhuac García muchas veces, cuando intentaba posicionarse rumbo a la candidatura para el gobierno de Veracruz.
Vaya, Cuitláhuac hasta vetó que Sergio Gutiérrez fuera candidato por Veracruz a la Cámara de Diputados.
Si Sergio Gutiérrez no dio el visto bueno, por lo menos se hizo el disimulado y dejó correr las auditorías y los resultados, con el correspondiente fincamiento de responsabilidades.
E igual debió ocurrir con Adán Augusto López Hernández, de cuyo grupo es parte Sergio Gutiérrez Luna, también confrontado con Cuitláhuac García, desde mucho antes de que el tabasqueño apadrinase o cooptase a los Yunes de El Estero.
Pero cierto es que Rocío Nahle le puso sabor al caldo, porque ella fue quien difundió que su gobierno va a demandar a los responsables por irregularidades administrativas en los Servicios de Salud de Veracruz por más de 1 mil 600 millones de pesos.
Y lo hizo porque también tiene cuentas pendientes con Cuitláhuac García y quien fue su administrador todo el sexenio en esa dependencia, Jorge Sisniega Fernández, a quien todo el tiempo se le señaló por actos de corrupción en esa dependencia.
Rocío Nahle, es quien apadrinó al primer secretario de salud en el gobierno de Cuitláhuac García, Roberto Ramos Alor, el doctor besucón -como lo conocen algunos-, o al que cualquier chile le embona -como lo identifican otros-.
Por eso es que hoy la misma Nahle lo promueve como delegado del IMSS-Bienestar para Veracruz.
Supuestamente, Jorge Sisniega armó el entramado para la renuncia de Roberto Ramos como secretario de Salud, la cual se dio el 19 de mayo de 2022, después de que el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) notificó el 11 de mayo de ese año que en el almacén central de abasto de Xalapa, se encontraron 884 mil 822 piezas de medicamentos oncológicos con caducidad menor a nueve meses.
Ramos Alor también fue señalado por devolver 237 millones de pesos a la federación.
Eso y otras cosas, además de que también fue mencionado de tolerar la corrupción de personas allegadas a él.
Todo eso cuando los reclamos por la calidad de los servicios de salud eran bastante intensos.
Rocío Nahle bien pudo mantenerse en silencio sobre la denuncia, como ha ocurrido en otras ocasiones con situaciones parecidas.
O pudo dejar que el titular de la Contraloría del Estado, Ramón Santos Navarro, hiciera el anuncio, para que no tuviera tanta vista mediática.
Pero no.
Prefirió hacer ella la revelación y decir que la denuncia ya estaba interpuesta y que ella misma le daría seguimiento.
Así pues, la denuncia contra el gobierno de Cuitláhuac García, no es algo corriente, si no que además trae toda una carga política de ajuste de cuentas por agravios pasados.
El carnicero del ayer puede ser la res de mañana.
O sea, puede convertirse en el nuevo Duarte.
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