Por Raúl Caraveo @raulcaraveo
Como muy pocas ocasiones hoy es difícil escribir sobre la actual relación entre el gobierno de Estados Unidos y el de México, dos figuras contrastantes en la diferenciación, Donald Trump es cambiante, exasperante, contradictorio, sorpresivo y voluntarioso, aparte de no querer asimilar la realidad objetiva que la historia reciente le impone. Ante ese trágico espectáculo el poder de las armas y tecnología lo convierte en un personaje muy peligros. A diferencia de Claudia Sheinbaum que ha asumido su papel con dignidad, seriedad y madurez. Las intenciones expansionistas y provocadoras de Trump son claras y en algunos casos disparatadas, pero sus objetivos, sin razón, son muchos en el amplio espectro de la región e incluso del mundo. Nos toca la suerte de ser vecinos con más de tres mil kilómetros de frontera. Hoy quiero concentrarme en su intención de declarar grupos terroristas a los carteles de narcotraficantes que operan en México para así poder iniciar los ataques para destruirlos, la intención no es llevarlos a juicio, no, la intención y planificación va en el sentido de generar los ataque necesarios para desaparecerlos dentro de sus áreas de influencia específicos en territorio nacional, sin importar la violación a leyes y tratados internacionales que prohíben esas acciones.
Las inspecciones previas, la planeación, el levantamiento censal ya comenzó con vuelos dentro de México y para el próximo día 19 de febrero se estima formalizar el acuerdo que de pauta para iniciar la invasión selectiva en territorio mexicano. Mientras eso ocurre la información pública es contradictoria entre las autoridades de ambos países, eso no implica la detención de los operativos. Trump quiere provocar y seguir provocando, estirar la liga lo más posible para intervenir más y más, sabe que nadie lo podrá parar y la justificación que posee la puede manejar a su antojo en detrimento de los intereses nacionales mexicanos.
Es el primer paso para ir abriendo el camino a su expansionismo declarado, finalmente su intención es volver a hacer grande su país y el predominio de éste.
El ingreso de drogas sintéticas no va a disminuir mientras no disminuya la demanda americana, el consumo, las vías de acceso mutarán simplemente, pero el daño a la soberanía será irreversible y contando con un ambicioso presidente Trump los riesgos de mayor invasión no son menores. El panorama es convulso y para la prevención de escenarios es urgente una política exterior más intensa, más determinante, más activa con todos los países del mundo, con mayor presencia y conciencia para integrar una defensa efectiva. No se ve una política exterior así, no parece que haya la preocupación y ocupación por salvar los conductos diplomáticos y ejercerlos con presión y exigencia. México se ve aislado reaccionando a cada embate de un desquiciado presidente de los Estados Unidos; reaccionando solo reaccionando sin estrategia ni planeación. Quisiera equivocarme.
@raulcaraveo
*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, ex catedrático de las Facultades de Psicología y de la Facultad Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la Universidad Veracruzana, ha sido analista de estudios económicos de PEMEX y Consejero electoral del IFE-INE de Quintana Roo de 2005 a 2015, ex asesor de la XIII legislatura de Quintana Roo, Corresponsal en México de La Prensa de Chicago, EEUU, escribe para Chicago, Illinois en y www.vocesmigrantes.us y en México para www.insurgentepress.com.mx
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